miércoles, 25 de noviembre de 2015

“La mano azul. La generación beat en la India”, de Deborah Baker (Fórcola, 2014)



            Entre los muchos descubrimientos que debemos a la llamada Década Prodigiosa (y espero no tener que especificar de qué década estamos hablando), uno de los más relevantes fue la identificación de la India como la quintaesencia de la espiritualidad. Cualquiera que haya pasado un tiempo en aquel país excesivo podrá argumentar que la realidad es mucho más compleja y resbaladiza, pero cuando Allen Ginsberg, faro de la Generación Beat, parte en 1961 hacia la patria de Gandhi y de Tagore lo hace urgido por la necesidad de encontrar respuestas que no podía proporcionarle la pimpante Norteamérica que extendía por el mundo, y sin oposición aparente, ese modelo de sociedad en el que ahora sobrenadamos (casi) todos. Deborah Baker nos cuenta con oficio las andanzas del muy pirado autor de “Aullido”, acompañado por su pareja Peter Orlovsky, en las que se mezclan intuiciones muy de la época (ese anhelo de trascendencia que a continuación caricaturizarían los hippies) con desafueros también muy de la época (ah, esos años en los que los intelectuales enviaban candorosas cartas a los mandatarios mundiales exigiéndoles la paz y el desarme…). Sin embargo, el insospechado hallazgo del libro es una presencia lateral y escurridiza: la musa beat Hope Savage (¡sí, se llamaba así!: Esperanza Salvaje), cuyo viaje errático y alucinado por Oriente encapsula a la perfección el evangelio nómada y desarraigado de un movimiento (nunca mejor dicho) literario al que el tiempo está poniendo en su verdadero sitio. Eso sí, avisamos que este no es el libro adecuado para el que espere conocer la India a través de las gruesas gafas de pasta de un personaje como Ginsberg: el barbudo poeta solo tenía ojos para sus obsesiones, que eran muchas, y no es buena idea interponerse entre un beatnik y sus neurosis. 


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