miércoles, 18 de noviembre de 2015

“Maitreyi”, de Mircea Eliade (1933)



            Borges (que de eso sabía un poco) no dudó en clasificar la Biblia como una de las cimas de la literatura fantástica. Partiendo de tan rotunda afirmación, es bastante lógico que uno de los mayores historiadores sobre las religiones que nos ha dado el siglo XX, Mircea Eliade (1907 – 1986), nos haya dejado algunas obras maestras de lo inexplicable y lo inverosímil, como por ejemplo “Tiempo de un centenario” o “Medianoche en Serampor”, volumen que atesora dos nouvelles que habré leído y releído sin agotar su inmenso caudal de extrañeza. Para nuestro regocijo, el autor rumano también demuestra su talento a la hora de adentrarse en el sofocante mundo de la pasión amorosa (otra religión más, al fin y al cabo). Basada en su propia experiencia personal (Eliade pasó varios años en Calcuta estudiando filosofía oriental, y en el texto se intercalan con solvencia trozos de su diario), “Maitreyi” es una novela de aprendizaje claustrofóbica a la par que lírica, y un testimonio impagable de los últimos coletazos de la dominación británica en India. El protagonista, habituado a las toscas maniobras del cortejo occidental, bordeará la locura al tener que plegarse a las sutilidades de la seducción y el erotismo que practican los inventores del Kamasutra. Ecos de “Romeo y Julieta”, “Cumbres borrascosas”, “El diablo en el cuerpo” y otros clásicos del amour fou pueden encontrarse en las conversaciones de los dos amantes, en sus miradas escondidas, en sus escenas de celos, en su decidida intención de penetrar el abismo asumiendo todas las consecuencias. El clima de gradual opresión que va invadiendo al lector, unido a un desenlace nada complaciente, hacen de ese singular libro una magnífica oportunidad para conocer los rituales y la coreografía del amor interracial mucho antes de que se hartaran de darnos la murga con el famoso choque de civilizaciones.
   
Mircea Eliade, en su época Maitreyi

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